La delgada línea entre la “experiencia óptima” y el placer de los videojuegos

Cuando escuché por primera vez hablar sobre la “experiencia óptima” me di cuenta de que hoy en día muchos niños confunden esta experiencia con el placer constante e inmediato que reciben a través de los videojuegos y con la dificultad para separarse de ellos, aun cuando sus padres han tratado de limitárselos.

Mihaly Csikszentmihalyi describe la “experiencia óptima” como aquella que ocurre cuando estamos completamente involucrados en hacer algo que elegimos libremente porque nos interesa y causa satisfacción, y si bien esta experiencia motiva hacia el éxito y potencia el sentido de logro, es muy fácil que los niños y niñas no comprendan su esencia y lleguen a hacer mal uso de ésta.

En términos generales, los pequeños muestran mayor tendencia a escoger y aceptar actividades que les causen placer y rechazan aquellas que les generan desagrado. En este sentido pueden involucrarse por periodos largos en actividades de su agrado bajo la creencia de que es bueno para su persona, y cuando enfrentan situaciones que implican una obligación obviamente reaccionan con resistencia y rechazo.

Los niños justifican su conducta y hasta llegan a creer que toda aquella persona que se opone a sus deseos y placeres es mala o malo porque obstaculiza la actividad que tanto desean.

Bajo este esquema podemos imaginar que muchos de los casos que llegan a consulta son debido a que las mamás y papás no logran limitar el tiempo que sus hijos dedican a los videojuegos porque éstos sienten que les coartan su libertad. En este sentido se sobreponen las características de la “experiencia óptima” con la búsqueda de placer y libertad.

Cuando los niños juegan con los videojuegos tienden a dirigir su atención a un campo de atención limitada, toda su concentración está en el reto que implica el videojuego, al estar tan absorto, no toma conciencia del tiempo y el videojuego en sí mismo, se vuelve la recompensa. Si bien estas características corresponden a la definición que Mihaly hace de la experiencia óptima, es importante señalar que los videojuegos no propician una vida plena debido a que se restringe el uso de nuevos talentos y habilidades. Con frecuencia se abstraen tanto en los videojuegos, que acaban por restar tiempo a otras actividades lúdicas, académicas y/o deportivas ya que éstas, no les generan el mismo nivel de emoción, placer y satisfacción inmediata que brindan los videojuegos.

Bajo esta perspectiva se recomienda que en familia se fomenten otro tipo de actividades lúdicas atractivas, que inviten a desarrollar la atención, concentración, tolerancia frente a los retos, gratificación por las recompensas y sobre todo la satisfacción personal al haber participado, haber ejercitado alguna habilidad, haber convivido y haberse divertido.
No se trata de que los niños no jueguen con los videojuegos, sino que éstos sean adecuadamente limitados y alternados con gran variedad de juegos para que losvideo juegos no lleguen a considerarse “elemento básico de su vida y de su experiencia óptima”.

Si los padres logran involucrar a los hijos en juegos tranquilos, que generen pensamientos positivos, tranquilidad y serenidad para contrarrestar la sobre estimulación a la que están sometidos en los videojuegos, propiciarán una conciencia más plena y una vida más armónica.

Por Gabriela Oseguera

 

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